Clinica Cedre

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TRASTORNOS DE ANSIEDAD

Los trastornos de ansiedad conforman uno de los grupos más frecuentes dentro de las enfermedades psiquiátricas. Ocasionan malestar importante y problemas en el funcionamiento habitual de la persona que los sufre.
En primer lugar, es necesario diferenciar la ansiedad normal y el miedo de los trastornos de ansiedad.

La ansiedad normal y el miedo

La ansiedad produce una respuesta fisiológica y emocional similar al miedo, con la diferencia de que la ansiedad es una respuesta anticipatoria a una amenaza futura mientras el miedo es una respuesta a una amenaza inminente, real o imaginaria.

Es normal sentir miedo cuando pensamos que hay un riesgo para nuestra integridad física o la de nuestros allegados, como puede ocurrir ante un accidente o cuando una persona potencialmente agresiva nos amenaza.

El miedo es una respuesta adaptativa que prepara al individuo para la llamada reacción de lucha o huida. Esta reacción ha sido seleccionada a lo largo de millones de años de evolución para ayudar a la supervivencia y, por tanto, no sólo ocurre en humanos, sino en todas las especies animales superiores.

La reacción de lucha o huida produce una descarga de adrenalina y otras hormonas y neurotransmisores que preparan a la persona para la acción:

  • Aumenta la frecuencia y la profundidad de las inspiraciones de modo que los pulmones pueden captar más oxígeno del aire.

  • El corazón late más deprisa para bombear más sangre cargada de oxígeno a los músculos.

  • Los músculos, a su vez, se tensan para poder huir corriendo o luchar, según la magnitud del enemigo.

  • La reacción incluye un incremento de la sudoración que ayuda a disminuir la temperatura corporal ante el aumento de la actividad física.

  • Se dilata la pupila para permitir el paso de la luz y captar la escena con todo detalle.

  • El pensamiento se concentra en la situación amenazante y en la valoración del riesgo.

La ansiedad es un sentimiento de temor e inquietud que se produce ante situaciones de la vida que suponen un desafío. Todos nos hemos sentido ansiosos al enfrentarnos a un problema difícil en el trabajo, a un examen o a una decisión importante. A diferencia del miedo, la ansiedad es una emoción exclusivamente humana.

La ansiedad normal puede incluir fenómenos relacionados con la reacción de lucha o huida, como sensación de tensión, sudor frío o palpitaciones. Sin embargo, es una reacción adaptativa que ayuda a afrontar la situación, además de dar un impulso de energía y facilitar la concentración.

Los trastornos de ansiedad

Los trastornos de ansiedad son afecciones en las que la sensación de miedo no desaparece, es desproporcionado respecto a la situación que lo provoca (o no hay ninguna) o bien aparece de forma intensa en forma de crisis. Los síntomas pueden interferir con las actividades diarias, con el desempeño en el trabajo o en los estudios y las relaciones entre personas.

Se han descrito diferentes tipos de trastornos de ansiedad, que describimos brevemente a continuación, aunque en ocasiones pueden darse varios de ellos simultáneamente:

Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)

El TAG se caracteriza por una ansiedad y preocupación excesiva (denominada anticipación aprensiva) en relación con diversos sucesos o actividades (como el trabajo o los estudios). Al individuo le es difícil controlar la preocupación, que persiste a lo largo de un periodo de varios meses.

La ansiedad y la preocupación se asocian a varios de los síntomas siguientes:

  • Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.

  • Facilidad para fatigarse.

  • Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco.

  • Irritabilidad.

  • Tensión muscular.

  • Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o sueño inquieto e insatisfactorio).

El abordaje terapéutico puede requerir tratamiento psicológico y/o farmacológico.

Fobias específicas

Los individuos con fobia específica presentan un miedo excesivo, desproporcionado e irracional hacia situaciones u objetos concretos o bien los evitan. Los tipos más habituales de fobia tienen que ver con animales (por ejemplo, fobia a los perros, arañas o serpientes), con circunstancias como enfrentarse a sangre, inyecciones, heridas o la enfermedad o con situaciones, como lugares elevados, las tormentas o volar en avión, por ejemplo.

El miedo, la ansiedad y la evitación aparecen inducidos inmediatamente por la situación fóbica, en un grado persistente o desproporcionado al riesgo real planteado.

Las fobias simples se tratan con psicoterapia y muy raramente requieren medicación.

Fobia social

En la fobia social, también llamada trastorno de ansiedad social, la persona siente miedo o ansiedad ante las interacciones sociales y las situaciones que implican la posibilidad de ser examinado (o bien las evita).

Esas interacciones sociales incluyen reuniones con personas desconocidas, situaciones en las que la persona puede ser observada comiendo o bebiendo, y situaciones en las que la persona ha de actuar ante otros.

La persona con fobia social teme ser evaluada negativamente por los demás, sentirse avergonzada, humillada o rechazada, o bien ofender a otros.

El tratamiento de la fobia social se realiza principalmente con psicoterapia, pero en ocasiones la medicación puede ayudar a superar la ansiedad.

Trastorno de pánico

En el trastorno de pánico, la persona experimenta crisis de pánico recurrentes e inesperadas y está persistentemente intranquila o preocupada sobre tener nuevas crisis, lo que le lleva a evitar situaciones relacionadas con la aparición de estas crisis.

Las crisis de pánico se caracterizan por la aparición súbita de síntomas de miedo o malestar intensos que alcanzan su nivel máximo en cuestión de minutos, acompañados de síntomas físicos como:

  • Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca.

  • Sudoración.

  • Temblor o sacudidas.

  • Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.

  • Sensación de ahogo.

  • Dolor o molestias en el tórax.

  • Náuseas o malestar abdominal.

  • Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.

  • Escalofríos o sensación de calor.

  • Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).

  • Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).

Además, las personas que sufren crisis de pánico suelen tener miedo a perder el control, a “volverse locas” o a morir.

Las crisis de pánico pueden ser esperadas (en respuesta a objetos o situaciones típicamente temidas) o inesperadas (sin razón aparente).

El tratamiento farmacológico, en ocasiones acompañado de psicoterapia, es muy eficaz para prevenir las crisis de pánico.

Agorafobia

Los individuos con agorafobia temen sufrir crisis de pánico u otros síntomas incapacitantes o humillantes en circunstancias en las que escapar sería difícil o donde no se podría disponer de ayuda, como:

  • Uso del transporte público (p. ej., automóviles, autobuses, trenes, barcos, aviones).

  • Estar en espacios abiertos (p. ej., zonas de estacionamiento, mercados, puentes).

  • Encontrarse en lugares cerrados (p. ej., tiendas, teatros, cines).

  • Hacer cola o estar en medio de una multitud.

  • Encontrarse solos fuera de casa en otras situaciones.

Estas situaciones casi siempre inducen miedo o ansiedad y son evitadas a menudo, o requieren la presencia de un acompañante.

El tratamiento de la agorafobia casi siempre requiere de un abordaje mixto, farmacológico y psicoterapéutico.